13 de marzo de 2017

P. Zancajo: “El sentido profundo de la adoración es el reconocimiento de que estamos delante de Dios, físicamente, sacramentalmente, pero realmente presente entre nosotros”


“En la Eucaristía, aquí y en todo el mundo donde está presente la Iglesia Católica, encontramos el centro de nuestra fe, que nos compromete a trabajar por la fraternidad en nuestro mundo tan necesitado de esperanza y de amor”, explicó el representante del arzobispo de Barcelona, mossen Salvador Barcardit, durante la misa de inauguración de la capilla de adoración perpetua en el Real Monasterio Santa Isabel de Barcelona, el pasado jueves 9 de marzo. La capilla, que permanecerá abierta las 24 horas del día, a lo largo de todo el año, expresa y hace público este compromiso de contemplación y evangelización.






La capilla se encuentra en el corazón del barrio barcelonés de Sarria, en el claustro del Real Monasterio Santa Isabel, y es fruto del intenso trabajo de un grupo de seglares y de miembros del Regnum Christi, laicos, legionarios de Cristo y consagradas. Para que el Santísimo no quede solo en ningún momento, ha sido necesario conseguir un número suficiente de adoradores que en este momento son más de 400, y otro grupo de 150 adoradores suplentes. La capilla sigue la metodología que promueven los Misioneros de la Santísima Eucaristía, y es la tercera que hay en la zona urbana de Barcelona, junto a la del Tibidabo y la de Badalona.

A la ceremonia asistieron unas 600 personas, y con mossen Bacardit concelebraron Francesc Prieto, delegado para la vida consagrada, Pere Montagut, arcipreste de la zona de Sarriá, el sacerdote salesiano Toni Pardo, la comunidad de legionarios de Cristo de Barcelona y el director territorial del Regnum Christi, el P. Carlos Zancajo, L.C., entre otros.

Un lugar para el encuentro con Cristo
En su homilía, mossen Bacardit explicó que “el pueblo de Israel ya necesitó de este alimento simbolizado en el maná que, después en la Nueva Alianza, es este Pan de Vida que quien lo come vivirá para siempre”. También tuvo unas palabras de recuerdo sobre la devoción eucarística que hubo históricamente en el Monasterio mientras vivieron las religiosas clarisas y cuando el Dr. Ros dirigió el colegio Santa Isabel.

Jesucristo, realmente presente entre nosotros
Acabada la Misa, el P. Carlos Zancajo, L.C., dirigió una exhortación a los asistentes en la que explicó que cuando Jesucristo dijo “Yo estaré con vosotros hasta el final del tiempo” se trataba de “la promesa del mismo Dios”. “Jesús, que es Dios hecho hombre, quien convencido del extravío de los hombres y pensando en cada uno de nosotros, y de la historia del mundo que íbamos a pasar, Jesús quiso estar siempre con nosotros”.

“Fue entonces cuando en el prodigio de su sabiduría, su poder y su amor sin límites instituyó el sacramente del altar –continuó el P. Carlos-. Desde aquella fecha, está siempre el Señor con nosotros. Físicamente, sacramentalmente, pero realmente presente entre nosotros. Y es el consuelo, la fuerza, la alegría y es como el ejemplo para todos nosotros que estamos aquí reunidos para expresar y hacer público un compromiso. Un compromiso con el cual tenemos que responder al tanto amor que el Señor nos ha manifestado. Porque este es el sentido profundo de la adoración perpetua: el reconocimiento de que estamos delante del mismo Dios”.

El director territorial del Regnum Christi también quiso recordar la importancia del acompañamiento como fruto de la contemplación: “Sería muy poco si solo venimos para adorar al Señor. Sería mucho, pero sería poco. Porque el Señor nos llama y nos pide que llevemos ese amor a todos los demás. Hay tanta gente que necesita nuestro testimonio de amor... Sencillo, pero real. Hecho de las prácticas de misericordia. De las catorce. Las corporales y las espirituales”.

“Sin ninguna duda en este lugar histórico –continuó- vamos a experimentar un poco de cielo. Una antesala del cielo para muchos de nosotros. Nos va a dar a probar un poco de lo que es su amor infinito por cada uno de nosotros. Y el Señor va a derramar sobre nosotros, sobre nuestros corazones, sobre nuestras familias y sobre esta comunidad todo su amor, su protección, sus bendiciones”, concluyó.

Jesucristo caminando por las calles de Barcelona

Finalizadas sus palabras comenzó una procesión con el Santísimo bajo palio por el barrio de Sarriá. Jesus salió a caminar por las calles, como dijo momentos antes el P. Zancajo, “físicamente, sacramentalmente, pero realmente presente entre nosotros”.

Así fue percibido por cuantos se encontraron con Él en la procesión. Reinó el silencio y el respeto, creándose incluso un magnetismo que hizo que muchas personas se unieran a la comitiva. Igual respeto hubo entre las personas que había en las terrazas de los bares y los comercios. Una vez de vuelta, mossen Bacardit impartió la bendición con la custodia a todos los asistentes y se entronizó al Santísimo en la capilla.


En el momento actual hay apuntados más de 400 adoradores, además de 150 suplentes. Pero la cifra debe aumentar de forma que, en palabras de uno de los promotores de la capilla, el arquitecto Guillermo Bañares, se puedan ir abriendo 3 ó 4 más como ésta en los próximos años.


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